Abajo la república

Abajo la República españolaEn el siglo que dejamos atrás, occidente asumió que la democracia era el mejor sistema de gobierno dentro de los factibles. Y dentro de las democracias, la republicana es su nivel superior: en ella el pueblo aspira a elegir a todos sus representantes. Pero ¿acaso podemos confiar al pueblo, ese ente abigarrado y ágrafo, la elección de tan elevados cargos? ¿Acaso los españoles, cuyo espíritu democrático consiste en solucionar todo a voces, tienen la madurez suficiente para elegir sabia y noblemente a quienes les dirijan? En definitiva: ¿acaso la siempre inestable España, donde lo excelso es condenado, puede ostentar semejante forma de gobierno? Decidme: ¿es cierto que deseáis confiar al votante español, con tan nefasto currículum a la hora de elegir representantes, una nueva responsabilidad electoral?

Los republicanos que estos días claman por el referéndum en la calle y las redes sociales otorgan una virtud democrática a sus compatriotas que les es ajena incluso a ellos mismos. Parece que con la república se van a zafar del PP, al igual que pretende Cataluña con la independencia. Ondean banderas de una brevísima etapa de España que fracasó rápida y estrepitosamente, condenando al país a tres años de guerra y 75 de ignominia. Asumen, demasiado ingenuamente, que en república el resto de españoles votarán lo que a ellos les complace, o sea la izquierda, pero no tienen en cuenta que el Partido Popular ha violado a sus mujeres y saqueado sus casas durante los últimos años con el beneplácito de los mismos españoles que votarán por el Jefe de Estado en la hipotética república. Un Jefe de Estado que bien podría ser José María Aznar o Esperanza Aguirre. Y entonces, ¿qué?

Borbones: Our friendsPor ello gritamos: abajo la república. Un buen rey siempre será mejor que un político elegido por un pueblo mariateresacamposizado, realmadrilizado, homovelaminizado. Un pueblo, el español, cuyo peor enemigo es él mismo, y que por eso vota desde el odio, desde donde también parece pedir república. Mañana, haya república o monarquía, subsistirán los mismos problemas de hoy: los españoles nos seguiremos aborreciendo, y seguiremos generando y sufriendo la atroz guerra Civil fría resultante de la guerra del 36.

EN BUSCA DE UN BUEN SUCESOR

Hay quien, llegado a este punto, nos tachará de carcundas. Ni mucho menos. Que defendamos la monarquía no significa que la defendamos en todos sus ámbitos y en todas sus formas. Por ejemplo, urge que la monarquía establezca un sistema hereditario justo. Asumimos en este caso que la igualdad de géneros es necesaria, y creemos que antes que Felipe debería reinar la primogénita, Elena de Borbón. Pero antes de ella, y en última instancia, debería poder presentarse cualquier ciudadano a rey, y optar así al puesto mediante una competición equitativa, bien se trate de una justa, un reality show en el que se seleccione al ganador por sus habilidades para catar vino, comer jamón y conseguir dinero gratis (lo que, además, devolvería inmensa popularidad a la monarquía, y podría combinar valores democráticos como el voto por SMS) o, como propone Enrique Rey, una yincana.

Preferimos a Elena de Borbón que a Felipe. Pero antes que a ella, preferimos una yincana.

¡Habla, Pueblo, habla!

2 ideas sobre “Abajo la república”

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