Los ultrarracionalistas no somos anticapitalistas: estamos, de hecho, comprometidos con el capitalismo, sólo que en un sentido muy similar al que cualquier personaje de Alfredo Landa se comprometería con su suegra.
* * *
Si un día Velázquez y Bécquer formaron parte del rostro de Sevilla, que ese rostro sea ahora el de Paquirrín no quiere en algún modo decir que Sevilla se haya degradado. Quiere más bien decir que durante muchos siglos se escribió la historia de los poderosos, y que, en la cultura, esta historia es la de la cultura circunscrita, una cultura aceptable sólo para unas élites que despreciaban al pueblo, sus gustos y sus costumbres, y sustituían a éstos convenientemente. Hoy, por fin, hemos quedado libres de esta manipulación ideológica, y tenemos el derecho y el deber de abrazar a nuestros auténticos héroes sin ningún embarazo. ¡Arriba Paquirrín! ¡Vivan Los del Río y Fran Rivera! ¡Mueran esos cadáveres afeminados de bigotes retorcidos!
* * *
Toda sociedad animal está condenada a marchar al ritmo que imponen sus miembros menos dotados, y las sociedades humanas no son ni pueden ser una excepción a esta regla. Nuestro pequeño becerro se quedó en el río, lamentándose de una conspiración annunaki y discutiendo si Diego Costa debería ir a la selección. Muy poco podemos hacer los demás, salvo contemplar horrorizados como el caimán le vende acciones preferentes y le roba derechos sin cesar. En estas condiciones se impone la estampida general, o que el resto de la manada ofrezca también su cuello.
* * *
En un mundo de ciegos, el engaño y la falsificación se reducirían drásticamente. Conclusión: no se trata de abrir los ojos a la gente, sino más bien de sacárselos.
* * *
Es asquerosamente antropocéntrico llamar al nuestro Planeta Tierra. Pues habéis de saber que eso de “Tierra” viene de que nosotros ocupamos la litosfera, donde está lo que llamamos tierra, y ésta ocupa como mucho el 30% de la superficie, frente al 70% del mar. Así que debiéramos rebautizar al nuestro como, por ejemplo, Planeta Océano. Y ello no sólo porque los calamares y las ballenas se habrían de mostrar justamente ofendidos por nuestra nomenclatura, sino también porque ésta es, en verdad, chovinista e irracional. “El nombre de Planeta Tierra no es objetivo”, será el eslógan de la campaña. Si, por otra parte, estamos dispuestos a seguir entregados a esta barbarie antropocéntrica, ¿por qué no llamarnos, entonces, Planeta Real Madrid?
* * *
Hoy he estado en misa. Las viejas cantaban, muy seguras, que el Señor es compasivo y misericordioso. Y el Señor, que de normal lo es, se frustra un poco, porque a veces le gustaría hacer alguna pequeña gamberrada, como en los viejos tiempos. Pero no quiere decepcionarlas, claro. ¡Hay que ver! El mismísimo Dios dominado por sus fieles, encerrado en las pautas de la sociedad que Él mismo ha creado. Ah, ¿dónde quedó tu libertad, Dios Único y Gregario, Omnipotente y Maniatado? Ah, ¿a quién dirigiste tu petición de que cantaran esa de Los Chichos en misa? ¡Ultrarracionalistas católicos, tened piedad!