Propuestas para una mejora ultrarracional de la ciudad de Madrid‘ es un garbeo semanal que parte cada martes de una estación de metro distinta, barriendo el plano por orden de líneas y de norte a sur. Cada garbeo consiste en caminar por donde nos venga en gana y realizar una visita a un bar local. En ellos conocemos al Pueblo en su salsa, interactuamos con él, cantamos a favor de la labadora, etc. Ya hemos completado la línea 1, consulte aquí los próximos destinos.
All this happened more or less.
Salimos del metro en Av. de Guadalajara a las siete en punto, puntuales y vigorosas, como el primer toro. La calle Dresde nos recibe a las cinco ultrarracionalistas que planeamos conquistar el barrio (Sara, Ano, Chusma, Luisa y Brenda) e inmediatamente descubrimos señales inequívocas para que desarrollemos Matadero 5 de Kurt Vonnegut ahí mismo.
La estación de Av. de Guadalajara se inauguró en 2011, en los últimos tiempos del sms, del «BSS», «TKM», de ahí que su nombre figure recortado: «Av. de Guadalajara» y no «Avenida de Guadalajara«. Si la estación se hubiera inaugurado en 2018, este barrio artificial del noroeste de Madrid hubiera borrado definitivamente el rastro de la heroína que pobló esta zona anteriormente degradada por el chabolismo incorporando un pico 3 al nombre de su estación de metro: <3 AvdeGuadalajara. Las gentes, cariñosamente, llaman a esta estación Avdegualajara según nos cuenta un chavalín, que no sabemos distinguir si es trapero, trafalmadoriano o jugador del Real Madrid, que conocemos justo en el Acceso Dresde.


Antes los escritores molaban más que ahora porque llegaban a la literatura completamente zumbados, recién llegados de mal-luchar en la Segunda Guerra Mundial, entre otros sucesos vitales desquiciantes. En el siglo XXI los escritores vienen de los talleres de escritura, mantenidos por sus santas esposas en áticos estupendos, van por ahí escribiendo con total impunidad, les falta haber vivido una guerra y les sobran conocimientos del uso del punto y coma. Kurt Vonnegut cayó prisionero de los nazis durante la Guerra Mundial, quienes se lo llevaron a Dresde (Alemania) para trabajar en una fábrica. Los aliados bombardearon la ciudad salvajemente para escarmentar a los nazis, mataron a unas veinte mil personas, la mayoría civiles y Kurt sobrevivió así, así, escondiéndose en una especie de nevera descongelada donde se almacenaba carne, esto es, un matadero.

Este barrio es muy combativo. Como descubrimos en nuestro garbeo por Las Rosas el otro martes (laborable), los vecinos no pudieron soportar que se talaran tres olmos y le tienen pánico a las furgonetas de reparto que acabarán inundando su bienestar urbano al lado de la autopista M-40, esta zona de la línea roja Vodafone es muy luchadora: en mayo de 2018 sigue sin aparecer la arena de playa bajo los adoquines, tal y como nos prometieron en el mayo del 68 francés, pero hace ya tiempo que llegaron las farolas que se exigían en la década de 1990. Las quejas de los 90 fueron atendidas, con creces: en esa época, en la propia Avenida de Guadalajara, el IVIMA (perteneciente a la Comunidad de Madrid), instaló sobre terrenos del Ayuntamiento viviendas modulares que desbordaron la zona en la que ya había una gran densidad de chabolismo en Madrid. El Partido Popular marginó la zona ya marginada, se dice que Avenida de Guadalajara era el mayor centro de distribución de drogas del país y por esta zona se ha instalado ahora el Wanda Metropolitano y es que en la temporada 2017/18 ha aparecido un flamante estadio de fútbol que ha traído panoja al barrio, al fin: los precios han subido, se han creado más empleos temporales, se celebran muchas peleas entre ultras y ahora hay más afluencia de tráfico y coches. Un nuevo éxito de la Marca España. Por supuesto, el barrio que luchó en su momento contra la degradación del barrio lucha ahora contra la gentrificación.


Como os contamos el día que estuvimos en La Gavia, a España en 2007 todo le salió mal, en ese año también, falleció Francisco Umbral y desde Av. de Guadalajara añadimos que ese mismo año también se fue Kurt Vonnegut: escritor estadounidense de origen alemán que acabó luchando contra los nazis desde el bando estadounidense a quien luego bombardearon en suelo alemán los estadounidenses salvajemente tras haber sido apresado por los nazis y quien retiró, con sus propias manitas, montones de cadáveres de alemanes (nazis y civiles) destrozados por los bombardeos que habían efectuado los de su propio bando. Kurt Vonnegut, efectivamente, sufrió tanto en su momento como sufre ahora Javier Marías en su torre de marfil cuando es injustamente atacado por las feminazis.


Como la estación de Av. de Guadalajara está tan próxima a la estación que visitamos en el garbeo anterior y ya conocemos a las gentes que lo habitan (descendientes, tal vez, de los dos mil yonkis y trescientos vagabundos que poblaban la zona sin farolas) y además nos resulta muy difícil pasear por la Autopista Radial 3 al encontrarse demasiado protegida de maleantes como nosotras con vallas metálicas (eso que es nuestra, de todos y todas las españolas pues la hemos pagado con nuestros impuestos: ya rescatada con el dinero de todos, como se rescató a todos los españoles que no pudieron hacer frente a sus deudas durante la crisis [FRASE PENDIENTE DE CONTRASTAR], ningún coche pasa por esa autovía de pago que rodea Madrid tontamente y que han pagado todos los catalanes sin rechistar). Como no tenemos muchos deberes que hacer por la zona, decíamos, antes de que se nos complicara el presente párrafo, nos entretenemos como españoles y nos vamos directamente a beber.

Everything was beautiful nothing hurt.
En el bar Come y Bebe de la avenida Aquitania degustamos mucho alcohol y deliciosos sandwiches rellenos de restos de cabeza de pescado con mayonesa, mientras pensamos en lo feliz que tuvo que ser Kurt Vonnegut encerrado en un almacén de carne podrida.
Bar Come y Bebe
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Vemos un poquito los toros, pensamos en que Manolete era vegetariano y defendemos la tauromaquia puesto que ya se ha descorchado la feria de San Isidro y en apenas unos días asistiremos en Las Ventas a la despedida de Juan José Padilla, el del Parche. Al pagar, el camarero nos sorprende pidiéndonos apenas 1€ por cada doble de cerveza en terraza, con tapa generosa. No asistíamos a un pago de cuenta tan satisfactorio desde nuestros garbeos por el barrio de Tetuán, eso que por ser invierno no pudimos disfrutar de sus terrazas. No podemos irnos de allí más felices.

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