La pole dancer es la triunfadora en la feria de ARCO 2014. Su savoir faire la entronó como vanguardista de un nuevo movimiento cultural lleno de dinamismo, técnica y reflexión. Ella es el plato servido de lo que se cuece en las calles. El siglo XXI no podrá entenderse sin su figura. La boina de la Benemérita que lucía como tocado la convirtió ipso facto en la guardiana de Ceuta y Melilla, carta airada reivindicando La Roca, última de Filipinas, defensa corajuda de Cartagena de Indias, poseedora de las llaves de Breda y dios sabe cuántas cosas más.
Lástima que faltara el nombre de todos los artistas de esta edición en la barra vertical, para que ella pudiera restregar su licor e infundir fortuna con el engrase de su Pórtico en las muescas aceradas. Ella es la pionera de lo que se impondrá. El reclamo lubricado de lo que hemos de ser como reflejo de la más excelsa creación humana. Tenemos un objetivo como difusores de la nueva palabra artística.
Cuando volvieron las luces tras el baile, se echó de menos a los Príncipes de Asturias aplaudiendo el show. Esa era la foto. Esa era la inauguración soñada. Temo que la Casa del Rey haya perdido una oportunidad de oro para volver a acercarse al pueblo y gozar de su favor como antaño. No se descarta que en el próximo acto público de sus Altezas Reales, doña Letizia lo bese en la boca con pasión, y por tanto lengua, tras un “ola k ase” en directo en el telediario de las tres. Chúpate esa Sara Carbonero.
Para la edición de 2015 se está negociando traer el barrio rojo de Ámsterdam ladrillo a ladrillo- como un Debod moderno- e instalarlo en el Ifema, siguiendo la política de empleo del gobierno madrileño. Se prevé crear miles de puestos de trabajo. Se reactivará la construcción con un proyecto sólido y de futuro. Esta vez el gran Ignacio González apuesta por un caballo ganador. La bailarina ya se ha ofrecido para que el presidente regional la frote cual lámpara de Aladdín. Adelson prepara su chequera. El Arte ha muerto. Viva el Superarte.