Teniendo en cuenta el recrudecimiento de la guerra de sexos y las innegables concomitancias entre sus argumentarios, creemos que va siendo hora de sopesar la hipótesis de que Barbijaputa y Arturo Pérez-Reverte son la misma persona. Cabe preguntarse, sin duda, si es una mujer la egregia diseñadora de ese soldado universal que representa don Arturo, y que redondeó su obra contratando primero a un actor amateur para decir las verdades que la sociedad biempensante teme y creando después a una supervillana que resaltara las virtudes del héroe.
Pero cabe preguntarse igualmente si acaso no es el hombre curtido, el veterano desengañado por una sociedad que no se respeta a sí misma, el que se ha dado cuenta de que el último reducto de honor y valentía reside en las trincheras del feminismo virtual, donde las feroces luchadoras tuitean sin tregua contra el ataque de un enemigo multiforme y omnipresente; si acaso el corresponsal Pérez-Reverte, mientras se bate con el machismo cibernético que le recomienda una buena polla, no tiene ganas de replicarles: “Vosotros no estuvisteis en Kosovo, hijos de puta”. Sea quien sea nos declaramos conmovidos por la tarea épica de estx revolucionarix, y deseamos fervientemente que la comunidad progresista esté pronto preparada para reivindicar a su más perfecto intelectual orgánico.nología envolvente.