Tan pronto como nos enteramos de la convocatoria por la unidad de España convocada por PP y Ciudadanos a la que, como era previsible, pronto se unieron VOX y otros colectivos como Falange o Hogar Social Madrid, decidimos unirnos nosotros también y realizar un acto ultrarracional. El día señalado quedamos una hora antes del comienzo de la manifestación en Alonso Martínez para ultimar los detalles y llegar con tiempo a la mani dispuestos a coger sitio en primera fila, pero esto último nos fue imposible: una marabunta rojigualda recorría ya la calle Génova en dirección a Colón. No cabía duda de que estábamos ante la España que madruga.
Nosotras, por supuesto, íbamos ataviadas con nuestras mejores galas para que nadie nos tomase por vulgares podemitas desorientadas. Al clásico atuendo de barrio Salamanca que llevábamos puesto, le añadimos todo el atrezzo rojo y amarillo que fuimos capaces de reunir. Aunque íbamos bien equipadas, compramos un par de banderitas en un Alimentación/Frutos secos regentado por un chino muy amable que estaba haciendo el agosto gracias a la unidad de España. Intentamos entrar en alguna cafetería pero estaban todas hasta los topes, así que nos sentamos en los bancos de la plaza para ultimar los preparativos. En esas estábamos cuando uno de los muchos ancianos que se dirigían al evento nos felicitó efusivamente por nuestra valentía al llevar una pancarta reivindicativa en la que se veía el águila franquista; lo que no sabía ese señor es que la imagen no era nuestra, si no que la sacamos de uno de los muchos grupos peperos de Facebook en los que los nostálgicos de Paquito dan rienda suelta a su imaginación y a su arte. Otra señora mayor, al vernos con tanta parafernalia rojigualda, nos preguntó muy amablemente si no nos sobraría por casualidad alguna banderita. Tras dársela, enfilamos Génova y nos dirigimos al punto caliente de la convocatoria.
Lo cierto es que íbamos un poco acojonadas. Sabíamos que nuestras pancartas podían ser interpretadas como una burla, y los ultrarracionalistas ya hemos sufrido en anteriores ocasiones la ira del Pueblo. No podíamos estar más equivocados: nadie hizo el más mínimo ademán de ejercer la violencia contra nosotras y de hecho nos integramos perfectamente entre la multitud, hasta el punto de que tuvimos que frenar la comitiva en numerosas ocasiones para dejar que los allí presentes se hiciesen fotos con nuestra bandera de “¡España por cojones!”, que causó auténtico furor entre la Gente Entrañable que acudió a la mani. Sólo un grupo de chicos con plumífero, chinos y mocasines nos preguntaron con sorna y visiblemente molestos si lo estábamos pasando bien (lo cierto es que sí), y un ciudadanita nos instó a esconder nuestra pancarta de “España necesita estar unidita” cuando estábamos delante de las cámaras, por considerar que aquello perjudicaba la imagen del partido naranja.
Llegamos a Colón más bien tarde, avanzando como podíamos entre la gente, y por ello no pudimos acercarnos a las cámaras durante el acto en sí, que era nuestra idea principal. Pero nosotros no estábamos allí para ver a Casado o Abascal, estábamos allí para interactuar con el Pueblo, que coreaba con Vivas las proclamas de los ponentes. De vez en cuando algún manifestante se arrancaba él mismo vitorear a España, al Rey y la Guardia Civil, con respuesta favorable del público. Viendo aquello, nosotras mismas decidimos montar una pequeña performance basada en esta escena de Simón del Desierto, gritando ¡Viva España!, ¡Viva el Rey! y ¡Muera Puigdemont!, y provocando intencionadamente un malentendido en la última proclama, que algunos contestamos con un ¡Viva! y otros con un ¡Muera! La gente se rió con nuestro pequeño sainete y siguió a lo suyo. Muchas señoras mayores muy engalanadas nos dieron un amable tirón de orejas feminista replicando a nuestro lema que “España por cojones, y por ovarios también, eh”. El ambiente era festivo pero tranquilo, que la derecha es gente de orden; no faltaron aún así algunos himnos de nuevo cuño como “Sánchez, felón, devuelve ya el Falcón”. Después de que terminaran los discursos de los políticos, hubo bastantes manifestantes que tomaron el camino de vuelta, lo que nos permitió entrar en la plaza y juntarnos con la auténtica España Viva.
Si ya en nuestro trayecto por Génova tuvimos que pararnos en reiteradas ocasiones para que el Pueblo pudiese hacerse una foto junto a nuestro banderón, en la plaza fuimos acosados por los simpáticos y entusiastas gerontócratas que, a ritmo de Lo Malo, se sacaron numerosas fotos con nosotros. Fue entonces cuando nos grabaron las cámaras de Telecinco (minuto 8:08) dándose además la feliz casualidad de que en ese preciso momento estábamos realizando un espontáneo omenage a Juanan. Nos temimos que alguno de los gerontócratas que sujetaban las letras fuese un taliRAE y nos llamase la atención por escribir CI en postespañol en vez de en español, pero salvo un pequeño momento de desconcierto, sujetaron las letras sin mayores problemas, encantados de poder ayudar a propagar el uso del lenguaje del Pueblo.
Tras Lo Malo sonaron algunas canciones de artistas no españoles, lo cual nos apenó bastante, y además en la playlist estaba Manolo Escobar pero no El Fary, así que sensación agridulce con el DJ, al que hay que reconocer que arriesgó bastante, apostando por estilos muy variados. Por allí apareció también Pilar Gutierrez, conocida líder del movimiento “Por España” que estuvo un buen rato hablando con algunos miembros de nuestra comitiva y al vernos con la bandera del águila nos exhortó a apoyar su proyecto para desmontar la leyenda negra franquista, ya saben: con Franco se vivía mejor, construyó muchos pantanos y creó la seguridad social. Tras un buen rato en la plaza, dimos nuestro acto por concluido y nos fuimos a casa a comer, lo cual nos costó bastante, ya que la gente seguía parándonos para hacerse las últimas fotos con nosotros. ¡El Pueblo nos ama!

Un par de apuntes para terminar. Muchas personas de izquierdas nos han llamado valientes por atrevernos a estar ahí, y queríamos dejar claro que, como hemos mencionado al principio del artículo, nada más lejos de la realidad. Es cierto que fuimos a la mani recelosos por si nos calentaban el morro pero al final la acogida fue tan cálida que acabamos teniendo que dispersar a nuestros fans. La gente era amabilísima y simpatiquísima. Pueblo en estado puro. Por otra parte, el diario indepe republica.cat aprovechó el acto para reirse de los españolistas en un artículo, pero luego sus comentaristas se creían que nosotras éramos manifestantes genuinas, así que consiguieron reírse de ellas mismas.