No podemos esperar más. El sistema económico actual, basado en la acumulación incondicionada y sin límite de capital vía destrucción de los recursos naturales, está poniendo al planeta al borde del colapso ecológico: extinción masiva de especies, cambio climático, invasión de plásticos que acaban en la cadena trófica, etc.
Los actuales estados-nacion fragmentarios, con intereses contrapuestos entre sí y que compiten por la mayor acumulación de riqueza, aceleran el planeta hacia ese colapso. Las democracias, por otra parte, tienen una visión demasiado cortoplacista: resuelven problemas puntuales con soluciones que agravan otros problemas más allá del horizonte electoral.
La unión entre pueblos se ha mostrado fructífera por ejemplo en el caso de la Unión Europea, cuya creación ha desactivado las guerras que constantemente asolaban al viejo continente.
Por ello debemos llevar ese ejemplo más allá. Pedimos a los dirigentes mundiales que instauren un gobierno global, autoritario pero benevolente, que establezca pautas de colaboración entre los distintos pueblos del planeta y legisle con miras al futuro.