La cuenta de la vieja que explica el colapso ecológico

Hottub, Joe Webb

¡Polémica! Leemos que la distribuidora de Planet of the Humans, el documental de Michael Moore sobre cambio climático, lo retira por estar «lleno de errores». Bien. Hay una cuenta de la vieja, que hizo un ecólogo llamado sr. Ehrlich en los 70, según la cual I = PAT. Es decir:

I = Impactos naturales
P = volumen de Población (número de personas)
A = Afluencia (dólares/persona)
T = sistema Tecnológico-productivo o eficiencia de transformación (impactos naturales/dólar, es decir, cuántos bienes o servicios naturales debo consumir para obtener un dólar; entendiéndose que, cuantos menos necesite, más eficiente es mi sistema tecnológico-productivo)

Esta ecuación sirve para pensar la sostenibilidad de un modo de vida humano. La ecuación se puede y debe desdoblar en muchas direcciones o dimensiones, según el impacto natural de interés. Por ejemplo, si tu sistema tecnológico-productivo (T) gasta mucha más agua de la que los sistemas hidrológicos del planeta pueden reponer, entonces tu T es insostenible (importante: en conjunción con tu A y tu P). Lo mismo ocurre con el uso del cobre, o con el uso de los sumideros de CO2. Estos bienes o servicios naturales a menudo están interrelacionados, pero la mayoría de ellos son críticos, y muchos de ellos son insustituibles. De ahí que impactos insostenibles sobre ellos pueda significar la no-sostenibilidad general de una civilización o un sistema T.

La cuenta es de la vieja pero es lógicamente incuestionable. Dada una afluencia y una población determinadas, tu sistema tecnológico-productivo T puede ser más o menos eficiente, contaminante, etc. en relación con sus alternativas. Las energías renovables son menos contaminantes que las fósiles en ciertas direcciones, pero, suponiendo que con ellas pudiésemos mantener el mismo nivel de afluencia, que es un gran suponer, estas energías requieren la explotación masiva de algunos recursos críticos, en especial numerosos minerales, algunos de ellos bastante escasos o difíciles de explotar a gran escala, que son conocidos como ‘tierras raras’. Además, su proceso de producción hasta ahora se apoyó en gran medida en energía fósil barata. Sus impactos I serían probablemente insostenibles en varias dimensiones.

Ello es porque la afluencia y el volumen de población son multiplicadores de los impactos de cualquier sistema tecnológico-productivo T. Tu sistema puede consistir en intercambios de bayas, zapatos, chocitas, ballestas y renos en el bosque. Pero si hay muchos millones de personas concentradas en ese punto y se dedican a las actividades relevantes intensamente, entonces en algún momento ni bayas, ni cuero, ni renos, ni chozas, ni bosque. Si tu civilización tiene mucha afluencia y un volumen de población milmillonario, esta tensión se multiplica en todos los frentes ecológicos concebibles.

Aplana la curva.
A partir de ahora debieran censurarse todos los contenidos informativos que no partan explícitamente de premisas tales como el Principio de Sustituibilidad, la Hipótesis del Desacoplamiento, o la Teoría de las Emisiones Negativas.

Si además tu civilización se niega a controlar la población y a renunciar a crecer, es decir, a aumentar la afluencia constantemente, y cuanto más rápido mejor, entonces esta civilización es suicida y se autodestruirá más pronto que tarde, por mucho milagro tecnológico que se saque de la manga.

En suma: pareciera que, a partir de ahora, deben censurarse todos los contenidos informativos que no partan explícitamente de premisas tales como el Principio de Sustituibilidad, la Hipótesis del Desacoplamiento, o la Teoría de las Emisiones Negativas. Si no hacemos esto, estamos promoviendo el pánico, el populismo y el nihilismo. Además, al parecer, la sociedad tiene derecho a creer que defendemos a la industria petrolífera, e incluso que quizás esta industria esté financiándonos para decir lo que decimos.

 

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