Ya hemos dicho alguna vez que Podemos no es ni la décima parte de lo populista que tiene que ser para ganarle unas elecciones al PP. Es más, es mucho menos populista, o peor populista, que el SOE; y probablemente, también sea peor populista que la antigua CiU y otros partidos hegemónicos del país.
Podemos desde un principio se declara populista. Pero nosotros podemos declararnos marcianos y no por ello somos más marcianos o menos terrícolas. Podemos en efecto bebe de los llamados populistas latinoamericanos, pues es ahí donde el neoliberalismo ha golpeado con particular crudeza y también donde el populismo ha fraguado como movimiento contestatario al neoliberalismo.
Y ahí empiezan los problemas de Podemos. Uno no trasplanta de país, sin más ni más, una estrategia; y menos aún una estrategia basada enteramente en el discurso. De ahí vamos al segundo problema, uno mayor todavía: creer que lo importante son los discursos explícitos, en lugar de los dispositivos retóricos en los que estos se insertan. Podemos dice que habla al Pueblo pero luego sus cabecillas se niegan a pasear a la Virgen, o a peregrinar, o a montar casetas de feria, o a cruzar España de extremo a extremo saltando entre palcos de primera división, o a abrazarse a Casillas envueltos en la bandera y la copa.







🤗 Muchas gracias a mis compañeros de @nnggmadrid por la camiseta que me han regalado.
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Eso muestra que en Podemos son populistas de pega, o de lo contrario populistas que no saben hacer las cosas como dios manda, es decir, disputando -para luego subvertirlos, o no- los dominios donde realmente se construye y se reafirma el Pueblo en la tradición patria local.
En populismo, Podemos es como mucho un partido amateur.
