Me levanto todas las mañanas con los ojos del revés y la tripa revuelta. Meo, me lavo la cara, tomo café. Eructo. Hace años que no me corto las uñas y detrás de las orejas tengo un jardín tropical. La putrefacción ha presidido mi corta biografía personal.
Esta mañana han llamado a mi puerta. Era un vendedor a domicilio. Me ha vendido la enciclopedia de la Nueva Historia Reciente. Venía con un espejo de regalo.
El espejo es especial y me devuelve una imagen limpia y reluciente —los espejos no huelen—. Me ha dicho el vendedor que para que mi espejo funcione tengo que darle a un botón rojo y después a otro donde pone “1”. Entonces me tumbo en el sofá y la vida es de color. De color azul. Me llamo María España.