Miles de millones de personas sólo quieren encajar. Son los normies, y son tu pesadilla.

Hay mucha gente por ahí hablando de cosas serias, cosas que me interesan. Yo no soy un comprador y mucho menos un inversor, y prácticamente la totalidad de mi vida gira en torno a evitar el consumo de mierda intelectual. He dejado de ver a amigos de mi niñez porque, llegados a cierto punto, me parecieron tan idiotas que no estaba dispuesto a soportarlo más. ¿Por qué entonces Facebook me ofrece posts del imbécil de Josef Ajram animándome a invertir? ¿Es porque el algoritmo de Facebook me hace un profiling y tiende a reproducir mis creencias?

Sencillamente, todo eso de las cámaras de eco y la autovalidación de las creencias es hasta cierto punto una gran mentira.

El sistema no hace más que producir y reproducir normalidad de modos cada vez más aberrantes.

La línea base es que Facebook promociona a quien le paga, como todos los medios, viejos y nuevos. Las redes sociales no son el lugar donde la izquierda y la derecha, por ejemplo, se entregan a divertirse con sus propias creencias mientras desprecian a sus rivales. Son el lugar donde, aparte de recogerse y comercializarse nuestros datos, se nos incorpora a todos al sistema de autodesarrollo de la Grasa, ya sea como compradores o como vendedores. Gente como yo simplemente no encaja. Gente como yo somos basura. Gente como yo somos invisibles e intolerables. Internet es en este sentido ya simplemente un medio más, una cosa funcionalizada a masa y con un encaje sin fricción en el resto del sistema.

A ver cuándo nos damos puta cuenta de que este sistema funciona con unas leyes propias y que quien se alinee con estas leyes, los normies, podrán sobrevivir y gozar de una posición de más o menos poder, pero el resto será desechado. Es importante notar que no hay nadie al volante del sistema como tal, sólo de partes del mismo, y de un modo muy limitado. Y el sistema no hace más que producir y reproducir normalidad de modos cada vez más aberrantes, difíciles de frenar y objetivamente peligrosos. Los normies no son gente que ama la libertad, el emprendimiento, ir al supermercado o crear tendencia en Twitter. Todo esto son contingencias: el normie viviría en cualquier sistema donde exista un orden determinado y continuado en el tiempo. Amaría a los reyes absolutos, al dios-guepardo, a los faraones, disfrutaría de una esclavitud aún más patente, grosera y viciosa de la que ya vive, pondría el cuello sin dudar por la patria o el conde, lo único que quiere es encajar.

Y siempre son mayoría; pero, en una sociedad hipercompleja e hipermasificada, lo normie es una mayoría absolutamente aplastante que abruma más allá de lo sospechable. Otra cuestión no menos inquietante es que, del mismo modo en que cifra su felicidad en encajar, el normie cifra su tranquilidad en que las cosas encajen. Cuando no encajan, tiende al pánico y a la brutalidad. Toda esta masa de normalidad es por tanto una tara inmensa para el mundo que se nos echa encima.

Imaginaos lo que puede ocurrir con la mente de los normies cuando vean que se derrumba la civilización que continuamente se celebra a sí misma como el óptimum histórico, la omnipotencia, la necesidad de su propio éxito y eternidad apoyada en el conocimiento y el poder, la riqueza y la eficiencia, los diagramas de tarta, las flechas que suben sin cesar gracias a nuestras instituciones, etc. Su pánico será tan grande que les destruirá las mentes. Serán fácilmente llevados por la actitud más brutal concebible, y será imposible plantear ninguna idea regeneradora o creadora. El retroceso de la especie no conocerá límites. Nos hundiremos irremisiblemente, y a una velocidad espantosa.

 
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4 ideas sobre “Miles de millones de personas sólo quieren encajar. Son los normies, y son tu pesadilla.”

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