Es un error conceptual de primer orden pensar que el neoliberalismo promueva el individualismo. No promueve lo individual entendido a la cartesiana o a la manera de la primera burguesía, por ejemplo en la Ilustración o el capitalismo mercantil. Lo que promueve es un cierto gregarismo donde se generan tribus de consumidores y lifestyles que interactúan rápida y dinámicamente con una oferta así mismo obligada a desarrollar nichos de producto diferenciados y de valor añadido.
Por esto es imposible entender el neoliberalismo sin las TICs y sus facilidades para customizar productos, generar diseños interactivos y convertir así mismo a la identidad en un objeto sin origen o raíz, una especie de template vacío que podemos modificar continuamente mediante la adición de distintos productos y capacidades, cual si fuesen habilidades del ISS Pro Evolution Soccer.
«Lo normal es ser diferente». Campaña de Opel Corsa de 2011.
https://www.youtube.com/watch?v=x7ZNgs2bwUs
Definiendo nuestra individualidad a través de patrones de consumo masivos: feminismo y Nike.
Sí es cierto, en cambio, que el neoliberalismo es un dinamitado intensivo de lo común tanto nacional como tradicional, pero no hacia la individualización sino hacia el desarrollo conjunto de la personalidad y de una industria globalizada y donde la frenética competencia fuerza tendencias de especialización de la oferta y segmentación de la demanda. Distinto es que, en tanto que ideología, el neoliberalismo se disfrace de motivos individuales para facilitar una inserción más sutil (interactiva) del individuo en el sistema, no menos que para multiplicar el número y variedad de cosas vendibles. Pero los motivos del neoliberalismo no son individualistas, sino los de extraer las máximas rentas posibles mediante diferenciaciones de bajo coste en un entorno cada vez más competitivo y de recursos más escasos.

He aquí, también, la importancia de la identidad para el neoliberalismo, ya que, en un contexto de creciente totalización social y homogeneización cultural, la identidad constituye una demanda natural del individuo, y, al mismo tiempo, una demanda relativamente barata de satisfacer, que permite a la «empresa innovadora» posicionarse como líder en un mercado completamente inventado a partir de pies de nota grotescos en los artículos de journals de humanidades más citados de cada año.
Unidas por la marca: la identidad como demanda natural del individuo. Del libro «People of the Twenty-First Century» de Hans Eijkelboom.
Una idea sobre “Neoliberalismo e individualismo”
¡Viva yo!