Catalunya es un ente abstracto, una institución colectiva.
Tú no puedes amar a Catalunya.
Catalunya no tiene ojos y cabeza. Pujol no llena el cuerpo de Catalunya. Puigdemont mucho menos. Messi no es la piel de Catalunya. Piqué no es el alma de Catalunya. Catalunya no se alimenta de fideuá y cava.
Catalunya se alimenta de símbolos, fragmentos y flujos de intensidad y deseo procedentes de todas las personas, edificios e instituciones que la componen.
Tú no puedes amar a Catalunya.
Amas a tu novia, a tu familia, a tu vecino. A algunos catalanes. Disfrutas la carrera de Fórmula 1, disfrutas tu viaje a la costa, disfrutas tu calçotada.
Tú no puedes amar a Catalunya.
O bien dices que amas símbolos y representaciones fragmentarias vagamente conexas bajo el título “Catalunya”, en cuyo caso tendrás que admitir que tu novia, tu familia y tu vecino no son más que representaciones abstractas.
O bien amas todo lo que existe en Catalunya, lo cual es imposible.
En ambos casos deberás reconocer que no existe una Catalunya, sino muchas, y que ninguna de ellas es la verdadera, por lo cual el título de “Catalunya” es engañoso, un concepto conflictivo: lo colectivo es armonía y tensión, contradicción: Catalunya no es una numérica, como todo concepto.
No se puede amar a un concepto.
TÚ NO PUEDES AMAR A CATALUNYA.
Eh, ya que pasa usted por aquí…Si le ha gustado lo que ha leído, piense en apoyar Homo Velamine. No hemos querido inoportunarle con anuncios de todoterrenos que mejoran las relaciones sexuales ni bolsos que elevan la clase social, pero necesitamos sobrevivir. ¡Ayude a mantener Homo Velamine y combata con nosotras el cuñadismo! Desde 2 euretes al mes, que es casi como decir nada. ¡Apoye a Homo Velamine! |