“Usted, ¿se ha dado cuenta de que en España siempre gana el Partido del Cambio?”
Mmmm… Otro día que iba a llegar tarde a clase. Mejor.
“Aunque esta vez tal vez sea distinto. Ahora el ‘Cambio’ parece defnitivo… Parece la bomba con la que soñaba Valle-Inclán, esa que iba a destrozar el terrón maldito de España. Seguro la que recuerda, ¡nadie puede proclamar su españolidad sin haber leído antes a Valle-Inclán!”
¿Recordar? Lo que me hubiese gustado es recordar qué había hecho la noche anterior en el Madame Jojo’s…
“El Partido también parece querer demostrar que nuestro país se compone de 45 millones de especuladores. ¡Ahí es nada! Ya lo dijo Ortega y Gasset: lo político es el escaparate de lo social. ¡Los pobres y los ricos, la barbarie ibérica es unánime! El Partido lo sabe, y sabe también que España no merece otro fin que la guillotina eléctrica.” ¿La guillotina eléctrica? Esta era nueva. “La guillotina eléctica es un decir, por supuesto. Esperar que un pueblo cuya mayor aspiración laboral es el funcionariado decida someterse voluntariamente al elevado fin de sacrificarse por la mejora de la humanidad es bastante ingenuo. ¡Más bien al contrario! Enjendrará vidas tan ruines como él. Más eternos votantes del Partido. Más Homo velamine.”
Homo Velamine, el mono vestido. Esa me la sabía. Lo que no supe es cómo la supe.
“Pero esta vez parece que nos vamos a saltar la rueda, ¿no cree? Me sorprende, y me entusiasma. La fusión secreta del Partido con ETA es sin duda el mejor m o v i m i e n t o político de la España de la d e m o c r a c i a . Y el primer objetivo de la coalición, por supuesto, es Madrid. Con una estrategia de lo más ingenioso: cambiar las balas por monóxido de carbono, y el terror por la cultura afirmativa.”
Pero qué… Sénior, ¿qué diantres había tomado?
“¡Qué gran idea! Toneladas y toneladas de monóxido de carbono envenenando eficaz y cómodamente a los ciudadanos. ¡A todos! Mejor aún: en lugar de quejarse lo reivindican, al grito de ‘¡Sí al diésel! ¡Sí al plan PIVE! ¡Sí a las carreteras anchas! ¡Sí a las moratorias infinitas a las imposiciones de la UE!’ Inteligente y generoso, ¿no le parece?”
Me mareé antes incluso de mover la cabeza.
“Fruto, cómo no, de la maravillosa unión entre refinado ingenio y una calidez de corazón sólo posibles en Aguirre, Botella, Gallardón y González, próceres de la Sección Azul del Partido del Cambio, cráneos previlegiados del refundado y más efectivo Comando Madrid de ETA. ¡Es fantástico! Simple y puro envenenamiento masivo, y adiós a esta deformación grotesca de la civilización europea. ¿No le parece hermoso?”
Vomité, al fin.