‘Propuestas para una mejora ultrarracional de la ciudad de Madrid‘ es un garbeo semanal que parte cada martes de una estación de metro distinta, barriendo el plano por orden de líneas y de norte a sur. Cada garbeo consiste en caminar por donde nos venga en gana y una visita a un bar local. En ellos conocemos al Pueblo en su salsa, interactuamos con él, cantamos a favor de la labadora, etc.
Este martes la comitiva ultrarracional de mejoras urbanísticas ha explorado las inmediaciones de la parada de metro de Canillejas. Lo primero que nos encontramos es con el bar chino de torreznos en el que finalizamos nuestro garbeo por Alameda de Osuna, una churrería, y tropecientas mil casas de apuestas. Ah, la modernidad.
Canillejas es uno de los numerosos pueblos engullidos por la capital tras el Plan General de Ordenación de Madrid, aprobado en 1946. Al igual que otros antiguos poblados ya visitados en nuestros anteriores garbeos como Hortaleza o Vallecas, anexionados a Madrid en las mismas fechas, aún hay zonas donde se intuyen los vestigios de lo que antes era una pequeña aldea aislada (principalmente la parroquia del barrio) pero lo que mayoritariamente se vislumbra hoy en Canillejas es Toldo Verde, Ladrillo Marrón, y sobre todo, mucha diversidad en la tipografía de los locales.
De entre los muchos y variados comercios del barrio, lo que más nos impacta es la abundancia de clínicas dentales y lo baratas que son las fruterías, dos hechos que esperamos no tengan nada que ver entre sí. También vemos mercerías, lavanderías, algún bar que otro, y lo más sorprendente: una inmobiliaria en la que, en una zona apartada de la misma sala, podemos contemplar antiguallas varias.


Pero lo que más nos gusta del sitio es su nombre.
Nuestra impresión del barrio es bastante positiva: no cabe duda de que es altamente gentrificable y los vecinos del barrio parecen decididos a innovar y darle un toque cuqui a la zona, con letreros en Comic Sans y diversas proclamas artísticas.
Pero ojo, también hemos descubierto algunos focos de resistencia del sector pro-rejas, que aquí además se ha decidido a hacer de los soportales una cárcel:
Cerca de estos portales nos encontramos con esta placa en la que se indica que en ese edificio vivió el torero Yiyo, cuya tumba nuestras lectoras podrán encontrar en el cementerio de La Almudena.
Poco después, tras volver a zonas más transitadas y transitables, divisamos dos modestos centros comerciales, muy distintos a las mastodónticas moles que encontramos en la linea 4, y nos dirigimos a uno de ellos.
Dos cosas nos llaman poderosamente la atención en el Centro Comercial Boltaña: el empeño de algunos propietarios por deshacerse de sus locales…

… y la proliferación de carteles en riguroso posespañol.
Ver como el uso del posespañol ya está totalmente normalizado nos pone tan contentas que decidimos irnos a beber algo para celebrarlo. Tras cruzar un pequeño parque donde unas jóvenes escuchaban reguetón, llegamos a una zona con cierta afluencia de bares, bastantes de ellos cerrados. Pero por suerte, el que nos más nos encandila está abierto.
Entramos y nos pedimos unas bravas y unas cervezas, en la barra está Manolo (damos por supuesto que es el dueño del bar) y un parroquiano. En un estante de la pared, encima de las tragaperras, se vislumbran varios torneos ganados por el equipo del barrio…
Pero estamos cerca del Metropolitano, y prevalecen los motivos rojiblancos frente a los verdiblancos característicos del Canillejas C.F.
Tomamos unas cuantas cervezas mientras pensamos en formas de mejorar el barrio, pero lo cierto es que no se nos ocurre nada. Nos ha gustado bastante lo que hemos visto y tememos que cualquier cambio que haya pueda ser para peor, así que bastaría con que todo se quedase como está; si acaso, fomentar la creación de nuevas tabernas con la estética del bar Manolo, en el que se logra el sincretismo total entre tradición y modernidad, perfectamente encarnado en los murales de la familia Simpson vestida de rojiblanco.


Cuando vamos a salir del bar, el dueño nos pregunta de que equipo somos, y tras nuestra respuesta comprobamos que aquí no se siguen las técnicas de marketing descubiertas en Colonia Fin de Semana: «Aquí no queremos madridistas, eh», nos regaña el propietario antes de que abandonemos la estancia.
Se nos hace de noche y nos dirigimos a la parada de metro más cercana, pero tan sólo unos metros más adelante del bar que acabamos de abandonar nos encontramos con una sucursal que hace que se nos ilumine la bombilla.
Tras ver esto, nuestra propuesta para Canillejas es, sencillamente, llenarlo de bares Manolo. Ya basta de franquicias con estética minimalista moderna, queremos una franquicia tradicional, cañí y de orden. Esto puede resultar especialmente interesante en la pequeña zona pro-rejas que hemos encontrado: proponemos una expropiación forzosa de los soportales enrejados para transformarlos en nuevos bares que se sortearán entre los Manolos que vivan en el edificio. Los nuevos establecimientos estarán gestionados bajo la máxima cuius regio, eius religio: así, en cada bar Manolo se establecerá el culto que profese el Manolo en cuestión, salvo que Manolo sea culé, lo cual es una herejía imperdonable en la capital del reino.

Llegamos a la explanada en la que se extiende, majestuoso, ese moderno Coliseo Español que es el Wanda Metropolitano. Nos hacemos fotos ante él cual guiris japoneses, y enfilamos el camino de vuelta a casa. La proxima semana seguiremos gentrificando la zona Este: permanezcan atentos a sus pantallas.

Una idea sobre “Propuestas para una mejora ultrarracional de Canillejas”
Hace tiempo del artículo pero quería señalar que se os olvidó lo mejor. El lugar más gentrificable que pueda existir (sobre todo si David/Dabid Muñoz pusiese sus sucias manos en él. Es un bar de gallinejas que está detrás de la UVA (lo que vosotros, forasteros, habéis llamado pro-rejas).