‘Propuestas para una mejora ultrarracional de la ciudad de Madrid‘ es un garbeo semanal que parte cada martes de una estación de metro distinta, barriendo el plano por orden de líneas y de norte a sur. Cada garbeo consiste en caminar por donde nos venga en gana y una visita a un bar local. En ellos conocemos al Pueblo en su salsa, interactuamos con él, cantamos a favor de la labadora, etc.
Este martes la comitiva ultrarracional se reunió en Carabanchel para continuar con nuestra tentativa de mejora del barrio. Muy cerca de la parada se puede contemplar el Hospital Militar Gómez Ullá, magnífica mole que le sirve a los vecinos de la zona para ubicarse, ya que es visible desde varios puntos del distrito.
Algunos proponemos una excursión al PAU de Carabanchel para completar así nuestro recorrido por las grandes obras arquitectónicas de los 2000 tras haber visitado ya Las Tablas, Sanchinarro y Valdebebas en nuestras andanzas por la linea 4. Sin embargo, decidimos cumplir nuestras propias normas y no seguir un rumbo predefinido. Vagamos por las calles del barrio y cuantos más edificios contemplamos, más se ven confirmadas nuestras sospechas: Carabanchel es el epicentro del Toldo Verde.

Buscamos conscientemente llegar a alguna zona en la que no haya ninguno a la vista, pero nos los encontramos incluso en edificios en los que, estéticamente, no parecen la mejor opción.

Avanzamos hasta el parque Eugenia de Montijo, desde donde partiremos la semana que viene, y seguimos caminando hasta que llegamos a la Ermita de Santa María la Antigua.
La iglesia, de estilo mudejar (se puede observar el alfiz en la puerta y la torre de inspiración árabe) fue construida en el siglo XIII y es la más antigua de todo Madrid. El único cartel que nos avisa de que nos encontramos ante un bien de interés cultural es la pintada hecha en la base de una torre de electricidad situada a solo unos metros de la ermita.
Unos pocos metros más allá de esta torre hay unas vallas con concertinas tras las que se extiende un inhóspito descampado. Esta era la antigua ubicación de la cárcel de Carabanchel, tristemente famosa por haber albergado en su seno a numerosos ajusticiados y torturados. Encontramos una puerta por la que cruzar y nos internamos entre la maleza.

Estamos temerosas de que no haya salida posible al otro lado del descampado, pero a lo lejos vemos a unos adolescentes escuchando trap y llegamos a la conclusión de que cerca tiene que haber un paso. Efectivamente, unos metros más adelante, nos topamos con lo que era la antigua entrada a la cárcel. Enfrente nuestro se encuentra el parque de las Luces; a nuestra izquierda podemos vislumbrar a lo lejos el barrio de Aluche, desde donde partiremos dentro de poco. Torcemos a la derecha para seguir paseando por zonas aún no descubiertas de Carabanchel.




El cansancio aflora y buscamos una terraza. Encontramos varias y nos sentamos en la que tiene enfrente un Dia Express para comprobar si es que el supermercado ha iniciado una estrategia de integración horizontal, pero la terraza resulta ser del bar de al lado, lo que nos apena profundamente.
Terminamos nuestras consumiciones mientras se hace de noche y proseguimos con el garbeo.

En las calles de la zona encontramos edificios que a buen seguro han sido inspirados en la antigua cárcel del barrio.
Poco más adelante llegamos a la Colonia de la Prensa, famosa area residencial que aún conserva su ostentosa puerta de acceso. Es llamada así porque a principios del siglo XX aquí venían los periodistas a sus segundas residencias de retiro vacacional (hoy, más allá de las grandes estrellas del Tertulianado como Maria Teresa Campos o Pablo Motos, pocos periodistas podrían permitirse un lujo así) Aún descubrimos alguno de los chalets cerca de la entrada pero, a poco que avanzamos, volvemos a encontrarnos con los tipicos edificios modernos: ladrillo visto, balcones cerrados… en fin, ya saben ustedes a que nos referimos.
Nuestro paseo por Colonia de la Prensa acaba, como no podía ser de otra forma, en un debate sobre la ontología del toldo. Todo empieza cuando empezamos a ver edificios en los que predomina el color naranja y no el típico verde. ¿Forman parte éstos del concepto «Toldo Verde»? ¿Existe una taxonomia fiable en este campo? Anónimo defiende que todo forma parte de un mismo concepto, que un Toldo No Verde es, a fin de cuentas, un Toldo Verde, y cumple las mismas funciones estéticas y funcionales que éste. Por su parte O Marques defiende que el Toldo Verde es especialmente prolífico en la Meseta y especificamente en edificios de barrios obreros desarrollistas, y que los toldos de otros colores son entes distintos que han de ser estudiados a fin de configurar una correcta Taxonomía del Toldo.

Estamos cerca de Pan Bendito, donde ya hemos parado la semana pasada, y buscamos un bar en el que no seamos timados como en el anterior garbeo. Finalmente damos con uno en el que añadimos a nuestra dieta de braviolis unos huevos con patatas y queso de cabra que estaban deliciosos y que nos hacen pensar en quitarnos la careta ya del todo y convertir este site en un blog gastronómico, que es a lo que nos venimos dedicando estas últimas semanas.
