Propuestas para una mejora ultrarracional de la ciudad de Barcelona es un garbeo semanal que parte cada viernes de una estación de metro distinta, barriendo el plano por orden de líneas y de norte a sur. Cada garbeo consiste en caminar por donde nos venga en gana y realizar una visita a un bar local. En ellos conocemos al Pueblo en su salsa, interactuamos con él, cantamos a favor de la labadora, etc. Consulte aquí los próximos destinos.

El Comando Barcelona se reúne puntualmente en la primera parada de la primera línea del metropolitano barcelonés, también conocida como línea roja. Hay quien diría que por su nombre, ésta es sin duda la última parada, pues nos encontramos en Fondo, el incontestable guardián fronterizo entre Santa Coloma de Gramenet y Badalona.
Para sorpresa del comando, somos más asistentes de los esperados. Es de agradecer contar con la presencia de personas con estudios para variar. Una vez hechas las presentaciones oportunas, emprendemos la marcha sin rumbo alguno, dejándonos llevar por la intuición y perdiéndonos en un mar de toldos verdes.
Interactuamos de inmediato con la entrañable fauna autóctona. Un señor mayor de edad indefinida rehúsa compartir información acerca del barrio tras confesarnos que “No sé ni dónde estoy”. Descartamos al momento la demencia senil y nos decantamos por pensar que, en efecto, es la primera vez que pasea por Fondo en solitario y en alpargatas.
Fondo es un barrio equipado para atender las futuras oleadas turísticas que sin duda gentrificarán sus calles. No sabemos cuántos AirBnB se esconderán en sus edificios, pero sí conseguimos localizar varias pensiones.

En la calle Sicilia a la altura con calle Beethoven descubrimos que la gamificación también ha alcanzado este área del extrarradio. Cuán fácil es mejorar cualquier cosa convirtiéndola en un juego de niños. Lo saben los dueños de speed queen, una lavandería sin mucha clientela. Descubrimos más tarde por qué este negocio no acaba de prosperar, y es que en Fondo, todo hogar que se precie tiene como mínimo una lavadora y 2 pantallas de plasma. El Pueblo no se conforma con menos.

Llegamos a la archiconocida plaza de la pirámide cerca de la calle Nápoles, y tras una breve plática con unas mujeres que comen pipas en un banco, descubrimos que nos encontramos en el Barri Llatí, que resulta ser no menos que “el mejor barrio”, según nos cuentan. Nos lo confirma apenas 10 metros más adelante Toñi, toda una señora del barrio latino que nos da las claves de la plaza: “Llevan 35 años sin cambiarla”, “nos teníamos que sentar todos ahí en la tierra”, “antes todo esto era un bar” y demás perlas informativas. Toñi llama a gritos a “el cordobés”, otro vecino que nos confirma en la distancia y a grito pelao que “Esto no es una pista de petanca aunque lo parezca”. No podemos estar más satisfechos con nuestra interacción con el Pueblo en esta zona.

El garbeo prosigue y Fondo tiene mucho más que ofrecer. La concentración de peluquerías por metro cuadrado es alarmante. Aquí la imagen se cuida. Queremos destacar la gran aportación que hace el barrio al rejuvenecimiento nacional de forma desinteresada. Mujeres jóvenes encinta o empujando ya sus carritos de bebé deambulan calle arriba y calle abajo. Fondo es pro-vida. Fondo es el último bastión de la natalidad española. ¡Viva Fondo!
Si de algo se enorgullece Santa Coloma es de su preciado chinatown, en el que nos adentramos esperando encontrar una atmósfera exótica más allá de las tiendas de ropa barata con nombres poco trabajados. Tras comprobar que, en efecto, lo único que diferencia al chinatown del resto de barrios es el idioma en el que se rotulan los comercios, llegamos a la Plaça del Rellotge, o la Plaza del Reloj. Otro ejemplo magnífico de que el Pueblo, bien organizado, sabe qué nombre dar a sus plazas y símbolos de forma sencilla para que nadie se pierda. ¿Qué tiene la plaza? Un reloj. Blanco y en botella.


Antes de dar por concluido un garbeo breve pero intenso y refrescar nuestros gaznates en el bar de moda, decidimos acercarnos al templo del saber. En este caso, la biblioteca local saca pecho mostrando sin pudor su patrocinador oficial: Mercadona. Porque el Pueblo necesita alimento para su mente pero también para su estómago. Y a poder ser sin gluten. Todas las bibliotecas necesitan un Mercadona y viceversa. El ilustre artífice de esta gloriosa unión debería sentirse orgulloso y a poder ser, tener su propio despacho en el Ayuntamiento de Santa Coloma y una silla en el comité de empresa del gigante de la alimentación.

Damos por concluido el garbeo tomando unas “mitjanes” en la rambla de Santa Coloma, recapitulando lo visto, lo vivido, e intercambiando opiniones sobre Fondo, el Pueblo, lo ultrarracional y Cuenca. Próximamente continuaremos garbeando por la línea roja. La primera del metropolitano barcelonés.
¿Próxima parada?