Propuestas para una mejora ultrarracional de Trinitat Vella

Propuestas para una mejora ultrarracional de la ciudad de Barcelona es un garbeo semanal que parte cada viernes de una estación de metro distinta, barriendo el plano por orden de líneas y de norte a sur. Cada garbeo consiste en caminar por donde nos venga en gana y realizar una visita a un bar local. En ellos conocemos al Pueblo en su salsa, interactuamos con él, cantamos a favor de la labadora, etc. Consulte aquí los próximos destinos.

Anonadadas por los tiempos convulsos que recientemente han agitado el panorama político de nuestro país, nuestras miradas se volvieron hacia la caja tonta para presenciar el paso del ‘capitalisme sauvage’ de Don Mariano (The Buddha) al ‘capitalism with human face’ del Señor SNCHZ. Este advenimiento nos pilló con la crónica de Trinitat Vella –la última de la era Rajoy– a medio cocer.

 

TRINITAT VELLA EN TRES ACTOS

 

En la hermosa Trinitat, lugar de nuestro garbeo, dos barrios de igual nobleza arrastrados por antiguos odios se entregan a nuevas turbulencias, en que la sangre patricia mancha las patricias manos. De las entrañas de estos rivales vino al mundo una pareja amante, cuya infeliz y lastimosa ruina llevará también a la tumba las disensiones municipales. Si leéis el texto con paciencia, nuestro afán salvará toda carencia.

 

Acto Primero: La Quinta Forca

Nos encontramos en Trinitat Vella, lugar en el que antaño se encontraba la Quinta Forca –el Quinto Pino, vamos. La quinta horca de ejecuciones se situó en el XIX en esta colina remota llamada Turó de la Trinitat. Debe su nombre a una antigua capilla llamada de la Trinidad, construida allá por el año 1413 y quemada durante la guerra contra Pepe Botella que restituyó a nuestro bien amado rey Fernando VII en el trono de España.

Empezamos nuestro recorrido por este hermoso enclave visitando la cruz de término ubicada en el lugar donde antaño se encontraba la Quinta Forca, y que hoy es una rotonda de peatones en una acera diseñada por los nuevos paisajistas del urbanismo contemporáneo. A su lado, un banco de-toda-la-vida emite un grito ahogado suplicando que lo rescatemos de las hiedras que han inutilizado su función de asiento. Para poder sentarse, es necesario podarlas con un machete, y, hoy en día, en la selva de asfalto, nadie porta tales herramientas de supervivencia.

Cruz de término en el Quinto Pino (como se puede observar en su base).
Banco engullido por la hiedra.

Proseguimos por la carretera de Ribes, construida por Trajano en los tiempos en que el emperador tenía por costumbre esquiar en la estación de Hispania Baqueirensis, y que desde entonces conecta nuestra ciudad con los Pirineos. Allí nos topamos con un chalet con la fachada algo demacrada. Un hombre entró y salió al cabo de pocos minutos, y supusimos que dentro debía haber un comercio clandestino de perejil de producción ecológica y sostenible para consumo propio. Seguimos nuestras andanzas pasando por delante del Edificio Jeniffer, bautizado en honor a la canción de Els Catarres, y bajo el puente que une las dos Trinitats –al que volveremos más adelante–, nos topamos sorprendidas con un cartel de estilo hollywoodiense que nos da la bienvenida y un ascensor de incógnito en el que un hombre tararea «Fumando espero, al ascensor que yo quiero». Pasado el puente, caminamos hechizadas bajo el canto de sirenas de una fiestuki punk contra la violencia de género en el centro cultural Casa del Aigua. Tras bailar unos punkidobles, iniciamos el ascenso a la colina de la Trinitat, que hasta entonces habíamos estado evitando.

El chalette del comercio.
Hombre a la espera del ascensor de camuflaje
Edificio en honor a la musa del barrio

Acto Segundo: La Cárcel

Antes de tomar las escaleras de la Calle Pare Manjón, esperamos a que dos de las miembras del grupo ojearan las ofertas del escaparate de ropa situado sobre unos contenedores. En las escaleras contemplamos los magníficos graffiti que embellecen el muro de la cárcel, entre los cuales figuran odas de amor a Trinitat. Una vez alcanzada la cima, saludamos a Trini, que estaba sentada en los bancos frente a la cárcel y portaba una bolsa de Mary Kay –empresa de venta directa cuyo fin es ser «empresaria de una misma»– del mismo color rosa que sus zapatillas. Trini nos recibió muy amablemente y, tras las congratulaciones, nos preguntó si nos apetecía un enrollado de geranio para relajar los músculos. Rechazamos la oferta muy cortésmente, mientras una de nosotras prestaba su ayuda a Trini en las delicadas artes del liado. Junto a Trini también estaba Diego, que nos comentó que lo mejor que había para ver en el barrio era «nosotros, los vecinos», así como que «la cárcel la van a cerrar en 2020» o que «actualmente la usan sólo para dormir». También nos informaron de que los vecinos recogen firmas para que prohíban los conciertos de música en el barrio, como era el caso de la fiestuki punki de la que veníamos. Tras charlar con tan pintoresca pareja, bajo la atenta mirada de Genaro y sus geranios, nos dirigimos a la cárcel.

Expresiones de amor por la Trinitat.
Esquema de los principia philosophiae de Mary Kay
Genaro y sus geranios

La cárcel de la Trinitat se inauguró en 1963 para acoger a las reclusas que provenían de la prisión de mujeres de Les Corts. Con capacidad para doscientas cincuenta personas, las internas cumplían condena para integrarse en la sociedad de la mano del Instituto Secular de la Cruzada Evangélica. La praxis adoctrinadora que las instructoras «ejercían sobre las mujeres, hizo que la vida en la prisión fuese un calvario y un verdadero instrumento de control y de represión penitenciaria sobre las mujeres durante los últimos años del franquismo» según rezaba la placa situada frente al edificio. Ya se sabe, nadie escapa al Sufrir y Rezar como doctrina base de integración comunitaria. En 1983 las presas fueron trasladadas y, desde entonces, la cárcel se tornó en el destino de los jóvenes provenientes de La Model. Actualmente es un centro de jóvenes reclusos en régimen abierto y parece que el consistorio la va a destinar a la construcción de 255 viviendas sociales y equipamientos.

Nuestra atenta lectura se vio interrumpida por un ejército de hormigas que decidió atacar (la última Resistencia) a una de nuestras miembras, que sólo consiguió calmar sus nervios al contemplar tras de sí el Bar España: Döner Kebab y Pizzeria. Muy cerca admiramos un graffiti de la bandera processista que quería ser estrella fugaz, mientras algunas aprovechaban para regar las plantas…

Todos con la roja (la salsa picante, obviamente)
Pide un deseo

Acto Tercero: El Puente

Tomamos la calle de la Foradada hasta encontrar el centro cívico, uno de nuestros lugares predilectos para curiosear sobre los quehaceres del Pueblo local. Allí nos atendió Marisa, que nos dijo que Trinitat Vella es «un barrio muy pueblo» y que el centro en el que ella trabaja se encontraba en la zona VIP, según le habían dicho los vecinos, mientras que más allá de la cárcel se producía trapicheo. Le preguntamos por el cierre de la prisión, a lo que opinaba que «mejor que la cierren, porque por aquí pasa gente un poco chunga».

Conscientes del beef entre Trinidades, le preguntamos a Marisa por la relación de los vecinos de Trinitat Vella con los de Trinitat Nova. Nos comentó que ha habido casos de boicot a equipamientos del barrio vecino en alguna ocasión y que a veces se producen algunos roces. Pero nuestras ansias de telenovela se vieron satisfechas cuando nos confesó que había habido piques entre dos familias, una de cada barrio, a causa de la relación amorosa entre dos jóvenes de ambos clanes. ¡En la era post-Shakespeare! Nos despedimos de Marisa, no sin antes admirar los gigantes que decoraban el centro y que representaban a un par de panaderos muy queridos en el barrio. La giganta, Teresa, portaba un tocado que evocaba un conjunto de estalactitas y una mona de pascua, mientras que el gigante, Daniel, parecía amenazar con arrojar un par de panes a una de nuestras comadres, la cual se cubrió atemorizada.

Cuatro pistas para descubrir el Centro Cívico Trinitat Vella. Algo no huele bien…
La amenaza del gigante

Proseguimos por las escaleras mecánicas con la brisa en nuestras cabelleras (momento bienestar) hasta que nos topamos con la empresa Netmundial PyJ y su logotipo de clara inspiración feminista; o con el Bazar Saith, cuyo logotipo muestra varios productos fusión de dibujos animados y su escaparate sendos bodys de bebé con muestras de cariño patriarcal incorporadas. Frente al bazar, una mujer deleitó nuestra vista introduciendo ultramarinos en un cesto colgado de una cuerda que un hombre sujetaba desde el balcón del tercero a fin de suplir la falta de ascensores. Como decía aquél: si el vecino no va al ultramarino, el ultramarino va al vecino.

Limpieza feminista.
Aladdín + Pinocho, Superman + Princesitas, Shrek + Hulk, Barcelona + España.
Desde el body con amor.

Finalmente llegamos al puente sobre la Meridiana. Según el estudio previo del proyecto, la intención era «convertir el puente en un nuevo lugar, un espacio libre que la gente de la vieja y la nueva Trinitat pueden compartir». Llamó nuestra atención una inscripción masónica situada en un cilindro de acero cortén que reza «Sarajevski Most». Intrigadas ante tal hallazgo, nos preguntamos quién demonios sería el tal Sarajevski Most y si tendría algo que ver con los conflictos entre los dos barrios… (Sarajevski Most = Puente de Sarajevo en serbio).

Descubrimos la respuesta en una de las pintadas que proclama «El perveso gitano malo». Se trata del joven Román de Trinitat Nova que mantenía una relación con una tal Julia de Trinitat Vella. A causa de las reyertas entre los dos barrios, producidas por el desvelamiento de la pecaminosa relación, los vecinos del barrio reclaman la libertad del joven, que fue detenido y mandado a prisión provisional. Prueba de ello es el candado con la inscripción «Llibertat presos polítics» que Julia ancló a la barandilla del puente en recuerdo de su amado. Como acto de repulsa ante tales hechos, el propietario del bar cercano al puente cubrió el nombre del local e hizo ondear el toldo verde a media asta. Los vecinos de Trinitat Vella, de donde procede la joven, celebran el encarcelamiento del amante bandido con pintadas de Olé en el puente.

El perveso gitano malo en Sarajevski Most
Bar en blanco
El dolor de Julia.
Proclamas de Trinitat Vella
Comando en el Puente de la Discordia

Terminamos tan romántico garbeo pasando por la Plaça de la Trinitat en obras y colaboramos con la mejora ultrarracional de la plaza colocando algunas baldosas, con mala coordinación pero buena fe, antes de ir a echar un trago para calmar la sed después de tan intensas emociones.

 

Nada nos haría imaginar en ese momento que iba a ser el último paseo que daríamos antes del final de la Era de la Gaviota. Dos semanas más tarde, tras haber superado psicológicamente el cataclismo producido por la censura, nos enzarzamos en un nuevo garbeo por la L1. Si le ha gustado Trinitat Vella, no se pierda una de las ofertas que más hace salivar cuando se aplica al valor grasa: el 2×1. Déjese deleitar por tan sabrosa propuesta y acompáñenos en esta ruta entre el ocaso popular y el advenimiento de la caballería progre: Torres i Bages.

 


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