Imagínese usted que está tan tranquilo en su casa de La Meseta, y de pronto Rajoy le manda por Decreto Ley a la China. En lugar de jamón tiene que empezar a comer saltamontes fritos, y La Palabra de El País ha sido sustituida por unas rayas ininteligibles. Y el mazazo final, al comprender que tiene que abandonar el “Empleo y Gol” que rige su vida desde su puesto en la Administración en pos del “Trabaje como un Chino”.
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