Vacunación global: los últimos serán los primeros

Un artículo de opinión debe empezar poniendo al lector en contexto, si es con alguna referencia a la cultura popular tanto mejor. La campaña de vacunación española, y probablemente la de otros países, se parece un poco al capítulo en que Mr. Bean va al hospital. Hay gente escayolada de cuerpo entero esperando su turno estoicamente y gente mezquina y torpe intentando colarse como sea. De hecho, ha habido ya muchos casos de individuos que se han vacunado irregularmente produciendo gran indignación en la sala de espera.

Ahora toca el girito, con su célebre locución adverbial, en el que el opinólogo da pie a su magnífica revelación, eso que él sabe y que los demás no (en realidad, suele tratarse de algo evidente y que ya todo el mundo sabía). Sin embargo, vale la pena observar que a escala global las naciones se encuentran en una situación parecida. De hecho, el presidente de la OMS ha pedido a los países ricos que dejen de saltarse la cola, de hacer pactos bilaterales con empresas y de comprar más vacunas de las que necesitan. Este hecho no está causando tanta indignación pero hace evidente lo estúpido de trazar planes nacionales de vacunación para hacer frente a una pandemia global.

A continuación, viene el alarde de conocimiento histórico. A poder ser, copiado directamente de la Wikipedia. En 1958, Víktor Zhdánov, Viceministro de Salud de la Unión Soviética, propuso a la Asamblea Mundial de la Salud una iniciativa global conjunta para erradicar la viruela. No hay que confundirlo con Andréi Zhdánov, el señor que dirigió el acoso y adoctrinamiento de los representantes de la cultura cuyas obras, en su opinión, no encajaban en los preceptos del realismo socialista dominante. Esto último es absolutamente innecesario, pero contribuye al alarde de Wikipedia y a despejar dudas sobre el posible filocomunismo del que suscribe. El caso es que la viruela está erradicada y esto significa que las estrategias globales pueden funcionar. Otro tema es si una propuesta de estrategia global de vacunación pueda provenir de un país no comunista. Que sí, que por lo menos COVAX. Pero en los países capitalistas también se censura y sino que se lo pregunten a la Revista Mongolia, a Ctxt y a Homo Velamine. Todo artículo de opinión tiene su ida de olla, con sus piruetas y triples mortales para hablar de lo que al charlatán realmente le interesa.

Seguimos con el párrafo dedicado a la profundidad, a la altura moral. La hipérbole, el sacar las cosas de contexto y las citas relamidas son el método. Primo Levi explicaba en “Los hundidos y los salvados” la vergüenza que sentían algunos de los supervivientes de los campos de exterminio por haber sobrevivido:

¿Es que te avergüenzas de estar vivo en el lugar de otro? Y sobre todo ¿de un hombre más generoso, más sensible, más sabio, más útil, más digno de vivir que tú? No puedes soslayarlo: te examinas, pasas revista a tus recuerdos, esperando encontrarlos todos, y que ninguno se haya enmascarado ni disfrazado; no, no encuentras transgresiones abiertas, no has suplantado a nadie, nunca has golpeado a nadie (pero ¿habrías tenido fuerzas para hacerlo?), no has aceptado ningún cargo (pero no te los han ofrecido), no has quitado el pan a nadie; y sin embargo no puedes soslayarlo. Se trata sólo de una suposición, de la sombra de una sospecha: de que todos seamos el Caín de nuestros hermanos, de que todos nosotros (y esta vez digo «nosotros» en un sentido muy amplio, incluso universal) hayamos suplantado a nuestro prójimo y estemos viviendo su vida. Es una suposición, pero remuerde; está profundamente anidada, como la carcoma; por fuera no se ve, pero roe y taladra.
Primo Levy

Evidentemente, los confinamientos y los toques de queda derivados de la pandemia no son Auschwitz, pero la actitud egoísta de quienes se vacunan irregularmente y la postura acaparadora de los países ricos nos empujan, esta vez con transgresiones palpables, hacia el sentimiento de vergüenza de suplantar al prójimo, de vivir nuestras vidas a costa de las suyas. Haciendo más evidente, si cabe, la hipocresía cotidiana de quienes vivimos en el lado afortunado de la frontera. Después de este eufemismo lamentable, toca el párrafo silenciado en el que quizás se comenta alguna idea interesante. Sirvan estas líneas para que se imagine alguna reflexión en torno, por ejemplo, a Bruno Latour. 

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Y aquí, cómo no, viene la dosis de Grasa Ultrarracionalista que usted andaba buscando. A base de vieja jerga autocomplaciente y de aborrecibles supuestas agudezas, se intentará satisfacer la cuota de ironía que exige el feligrés. Las estrategias nacionales de vacunación no tienen ningún sentido en este mundo globalizado en el que los becadeseantes se van de Erasmus y Lory Money imita a Puigdemont. Más sentido tendría, si renunciamos definitivamente a una estrategia global auspiciada por un gobierno autoritario mundial, vacunar a conjuntos de humanos mucho más endogámicos y con un sentido de la autopertenencia mucho más sólido que los artificiosos contratos sociales. En una apuesta sin precedentes por lo Serio y lo Responsable, deberíamos dejar en manos de Florentino Pérez la inmunización de los aficionados del Real Madrid. Etcétera. Jeff Bezos y sus semejantes, quienes pueden competir económicamente con muchos Estados, se encargarían de proporcionar protección a sus empleados a cambio de una simple modificación sustancial de las condiciones de trabajo, jurando fidelidad y comprometiéndose a cumplir determinadas servidumbres durante un team building de clientela, séquito y vasallaje. Por otro lado, todos aquellos vagos, maleantes, outsiders, indefinidos que no miran el fútbol ni compran por internet, podrían conseguir una “auténtica” vacuna, junto a una botella de whisky y un revólver con una sola bala, con la mera adquisición de algún producto bancario.

Finalmente, el cierre. El momento de pedirle dinero para una causa concreta y rematar con una filigrana que sirva de clickbait. Desde Homo Velamine, en tanto que intelectuales clasistas y cínicos, le podemos asegurar que tenemos contactos y que nos encargaremos fehacientemente de que todo aquél que nos ayude a pagar la injusta condena por el falso Tour de la Manada recibirá vacuna. A continuación, nos encargaremos de inmunizar a los miembros del grupo de Facebook “Amigos del románico del norte”, cuya endogamia y virtud cívica son indiscutibles. Si decide no colaborar, siempre puede consolarse ignominiosamente sabiendo que, por vivir en este país, también usted se estará colando vacunándose antes que mucha gente de otros países “que va antes”. Los últimos, en el plan, serán los primeros. Toma lo tuyo y vete.

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